Jesús, nuestro mismo Padre Eterno, y Espíritu de Dios.

Si bien nuestro Dios, nuestro Padre, Jesús y el Espíritu santo de Dios es uno solo, debemos ser intencionales en relacionarnos con Dios, y cuando hablamos de él, a través del nombre que es sobre todo nombre, es decir de Jesús, del cordero, redentor, de Cristo, de Jehová hecho hombre, hombre pero ahora en gloria, y del que vive en nosotros. Dios es uno solo y a través del nombre de Cristo nos podemos acercar al verdadero Dios, único y eterno Señor y salvador.

Tengamos precaución con doctrinas en cuando a que la trinidad son tres con “roles” diferentes (algunas iglesias dicen esto). Si bien podemos acudir al Señor por distintas necesidades a través del Espíritu Santo, Jesús o Padre,  no debemos perder el entendimiento que Dios no es un juego de roles diferentes de tres sino tres en uno solo y en todo caso, que nos relacionamos con el único Dios a través de Jesús.

¿Por qué amamos a Jesús?,  porque es nuestro Padre y Creador, porque el Espíritu Santo es el mismo espíritu de Cristo en nosotros, dice la Palabra.   Cualquier interpretación de la razón humana en contra de esto provoca una distorsión en nuestra identidad como hombres.   No amamos a un hombre que murió en la cruz solo como hijo de Dios, amamos a nuestro Padre y Creador que se sacrificó por nosotros en la cruz.   De lo contrario es imposible amar a Jesús sin distorsionar nuestra identidad.

Debemos ser intencionales con nuestra mente y nuestra boca en declarar el nombre que es sobre todo nombre, en todo y por todo: Jesús.  No solo en nuestras oraciones sino en conversaciones que toquen o pretendan referirse a Dios. No hacerlo nos saca del camino, la verdad y la vida, como ha pasado con muchas corrientes cristianas separadas de la única verdad: Cristo. Todo fue hecho por él y para él.

“Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra;    Filipenses 2:5-10

“Cristo es la imagen visible del Dios invisible. Él ya existía antes de que las cosas fueran creadas y es supremo sobre toda la creación porque, por medio de él, Dios creó todo lo que existe en los lugares celestiales y en la tierra.

Hizo las cosas que podemos ver y las que no podemos ver, tales como tronos, reinos, gobernantes y autoridades del mundo invisible.

Todo fue creado por medio de él y para él.

Él ya existía antes de todas las cosas y mantiene unida toda la creación.” Colosenses 1:15-17